La planificación de las travesías es muy importante para salir a navegar con la tranquilidad de sentir que, aunque las aguas sean nuevas para nosotros, es como si ya hubiéramos estado allí. Más allá de la seguridad, la planificación nos ayudará a aprovechar el tiempo y a cubrir las expectativas de nuestro programa de navegación. En una serie de artículos expondremos un enfoque que facilita la planificación de travesías así como la comunicación de nuestros planes al resto de la tripulación.

La no planificación y sus desventajas

«Salida de un día por nuestra zona habitual de navegación. Estado de la mar peor del previsto, toda la tripulación mareada y ni siquiera podemos alcanzar el destino deseado al tener el viento y la ola por la proa»

«Vacaciones navegando, fuera de las aguas conocidas. Después de navegar plácidamente durante todo el día, en el atardecer vamos a fondear en la cala elegida para pasar la noche. Está abarrotada de embarcaciones, no hay ni un milímetro disponible. Para colmo, empieza a subir el viento de forma considerable …»

«Navegación a finales del invierno, viento F6 arreciando a F7. El oleaje es considerable. Decidimos volver a puerto, reducimos trapo pero una fuerte racha tumba 90º el velero, cayendo 3 tripulantes al mar. La quilla abatible se recoge y el velero no se adriza …»

No solemos disponer de mucho tiempo para navegar. Y tendemos a pensar que salir a navegar es como arrancar el coche, encender el GPS y directos al destino. En los casos más extremos, ni consultamos la previsión meteorológica actualizada. ¿Para qué? Si ya conocemos las aguas y el barco … en fin, los ingredientes perfectos para cocinar una experiencia mejorable en algunos casos, y el desastre en otros.

¿Por qué no se suelen planificar las travesías?

Porque existe la creencia de que no es necesario, o que se puede hacer sobre la marcha, o que es algo complejo. Habitualmente gran parte de la tripulación no conoce los detalles de la travesía. Y son meros espectadores que van como en un autobús sin participar apenas de la navegación. Pero es algo que no suele preocupar al patrón. Y eso que uno de sus principales cometidos en la náutica de recreo es tratar de cubrir las expectativas del grupo que conforma junto a su tripulación.

Para la mayor parte de las navegaciones la planificación será algo trivial. Y en algunos casos, deberá ser detallada. Pero siempre hay que tener una intención, un plan.

A medida que nos acostumbremos a planificar, lo convertiremos en un hábito. Y entonces hasta las planificaciones más detalladas nos resultarán sencillas.

Los aspectos básicos de la planificación

La mayor parte del tiempo que consumiremos planificando una salida recaerá en aprendernos la zona de navegación: rocas peligrosas, bajos, fondeaderos y su orientación, corrientes, etc. Idealmente, después del estudio concienzudo de la zona de navegación podríamos decir que es como si ya hubiéramos navegado allí con anterioridad.

Y una pequeña parte del tiempo la emplearemos en añadir al conocimiento de la zona la información cambiante. Es decir, meteorología y mareas (si aplican)

Podemos resumir diciendo que una parte de la planificación se basa en el estudio de información estática, es decir, que no cambia sustancialmente en el tiempo. Y otra parte de la información sería dinámica, ya que depende de información que varía en el tiempo.

Información estática y dinámica de la planificación

Información estática y dinámica de la planificación

Planificación y programas de navegación

El factor determinante en la planificación de travesías es el conocimiento de la zona de navegación.

En la serie de entradas sobre planificación distinguiremos entre 3 programas de navegación:

  1. Navegación por aguas conocidas a un puerto o fondeadero conocido

Es el programa más habitual, 2 de cada 3 salidas son bajo este programa. Conocemos bien la zona, y navegamos habitualmente por ella. El exceso de confianza es el enemigo a batir. La meteorología será nuestra mejor arma.

  1. Navegación por aguas conocidas a un puerto o fondeadero desconocido

Es una variante del programa anterior. Conocemos bien las aguas, pero nos acercaremos a la costa en un punto desconocido por lo que hay que ser precavidos. Nos ayudaremos del pilotaje.

  1. Navegación por aguas desconocidas

Es el menos frecuente. Requiere de una planificación detallada, donde el conocimiento de la información estática tiene un gran peso en el proceso de planificación. Es el que requiere de mayor experiencia.

En las próximas entradas veremos con ejemplos prácticos cómo abordar la planificación de cada uno de estos programas de navegación. Sin perder de vista que el objetivo número uno es que el proceso sea sencillo. Si no, como decíamos anteriormente, nunca se convertirá en un hábito.