En la navegación costera marearse es una molestia. En la navegación de altura marearse es un problema que puede ser serio. Es imposible evitar totalmente el mareo pero es obligación del patrón minimizar el riesgo de una tripulación incapacitada.
Es obvio que el mareo es algo que todo el mundo desea evitar. La sensación de estar mareado a bordo, en sus diferentes grados de severidad, es sin duda una de las peores que podemos padecer. Pero como patrones no podemos dar por hecho que todos los tripulantes están siguiendo un procedimiento adecuado para reducir o minimizar el riesgo de marearse.
Por utilizar un símil comprensible por todos, es como si observamos un tripulante en cubierta que no lleva la ropa adecuada y anticipamos que puede llegar a tener problemas de hipotermia. Como patrones debemos actuar de inmediato antes de que el problema sea mucho mayor. Con el mareo es igual. Es una responsabilidad individual, pero en última instancia del patrón.
Las consecuencias del mareo
En la navegación costera las consecuencias suelen ser leves. En cuanto pongamos pie a tierra se pasarán prácticamente de inmediato sus efectos. Como patrones podemos quedarnos cortos de tripulación, pero en general la situación no irá más allá de una mala experiencia para los mareados.
En la navegación de altura es otra historia. Se puede afirmar que en mayor o menor medida la mayor parte de la tripulación sufrirá síntomas de mareo en las primeras 36 horas de navegación. En el momento en que los vómitos comienzan, empieza el riesgo de deshidratación. Y no es sencillo hidratarse adecuadamente porque es habitual que el afectado vomite todo lo que ingiera, sea líquido o sólido.
Una deshidratación leve acentúa los síntomas de cansancio y somnolencia que ya de por sí provoca el mareo, con lo que habremos pasado de tener un tripulante a un paciente. No sólo sufrirá para cumplir con sus obligaciones a bordo, sino que requerirá de la atención de otros tripulantes para que la deshidratación no siga evolucionando. Una deshidratación grave es una emergencia médica con riesgo de muerte.
Cómo actuar durante las 36 horas del mareo
No existen fórmulas mágicas contra el mareo. El cuerpo se tiene que habituar al movimiento del mar y de la embarcación. Y en la mayoría de los casos adquirimos este hábito en menos de 36 horas.
Por tanto el objetivo es que el mareo no nos llegue a incapacitar en esas 36 horas. Es una batalla en la que el tiempo juega a nuestro favor: cuanto más tiempo pase más probable es que nuestro cuerpo se «amarine». Pero durante este tiempo no deberemos bajar la guardia ni confiarnos: es recomendable seguir un protocolo de actuación eminentemente preventivo.
Hay 4 áreas de actuación relevantes a la hora de gestionar el mareo: alimentación, hidratación, medicación e intendencia
Alimentación
Los días antes de embarcar deberemos ser cuidadosos con los hábitos de alimentación. Al menos 2 días antes deberemos evitar diuréticos (alcohol, café, té, etc.) y comidas grasientas.
Durante la navegación, al menos las primeras 36 horas, es recomendable ingerir cantidades pequeñas de comida de forma regular en lugar de comidas abundantes más espaciadas. Fruta, galletas saladas, frutos secos, barritas energéticas, etc. son una buena opción para intercalar entre comidas ligeras.
Hidratación
Estimar en el aprovisionamiento de agua que una persona por día debe ingerir al menos 2 litros (si son 3 mejor). No es lo habitual en tierra firme, por lo que como veremos más tarde, nos debemos asegurar de que la tripulación se hidrata convenientemente. Para controlarlo, cada tripulante tiene que marcar con un rotulador indeleble las botellas que utiliza.
Es conveniente añadir al agua un complemento que permita a nuestro cuerpo absorber mejor los fluidos. Una vez que se produce el vómito, esto pasa a ser algo crítico.
Medicación
Es probablemente el remedio más efectivo a día de hoy. Hay infinidad de medicamentos que ayudan a la prevención del mareo y en multitud de formatos (comprimidos, parches, supositorios, etc). Lo recomendable es dejarse aconsejar por un médico, ya que hay grandes diferencias en su composición y el origen del mareo no siempre es el mismo en cada persona. Es imprescindible probarlos primero en tierra o en navegación costera y ver su efectividad así como posibles efectos secundarios. Al ser un medicamento, deberemos conocer y seguir a rajatabla la prescripción médica.
Intendencia
Aquí tienen cabida todas aquellas buenas prácticas o formas de hacer las cosas relacionadas con la organización que ayudan a prevenir el mareo. O al menos a minimizar sus efectos.
- Permanecer en la cubierta el mayor tiempo que sea posible. El cuerpo se amarina con mayor facilidad al disponer de más información sensorial (vista principalmente) que justifique las sensaciones de movimiento «incongruentes» que recibe de los múltiples sensores que tenemos repartidos por el cuerpo. Para que esto sea posible, antes de zarpar:
- Tener planificadas las comidas a realizar en las primeras 36 horas. E idealmente, tenerlas medio preparadas para reducir el tiempo de estancia bajo la cubierta.
- Tener la navegación planificada para no tener que bajar a realizar trabajos sobre la carta.
- Tener la ropa organizada fuera de las bolsas. En concreto la ropa de abrigo y la de agua debe estar lo más cerca posible de la bañera.
- Las camas deben estar listas con las bandas antiescora preparadas para que sea fácil su colocación.
- Planificar las bajadas a la cabina para reducir el tiempo necesario en completar las tareas. Por ejemplo quitarse la ropa de abrigo o de agua en la bañera justo antes de bajar. O asegurarnos de la ubicación de una herramienta requerida en cubierta para no tener que estarla buscando con todo el movimiento.
- Minimizar el riesgo de caída por la borda utilizando un contenedor para vomitar en caso que sea necesario.
- Cambiar de rumbo o reducir trapo si gran parte de la tripulación comienza a estar afectada por el mareo. Una tripulación mareada o mal alimentada deja de ser una ayuda para convertirse en un problema. No hay que empeñarse en un rumbo pase lo que pase porque puede ser contraproducente.
- Si no queda más remedio, la tripulación mareada verá aliviada la sensación de náuseas tumbándose en la cama. Pero el proceso de adaptación será mucho más lento y es probable que les cueste cumplir con sus obligaciones a bordo. En cualquier caso, deben quitarse la ropa de abrigo o de agua.
Hasta aquí la teoría es más o menos conocida. La gran diferencia está en la ejecución. Podemos confiar en que cada tripulante sabe lo que tiene que hacer (y así suele ser en tripulaciones profesionales o con gran experiencia) o podemos incluir un procedimiento de abordo adicional con un fin claro: garantizar la seguridad de la navegación
Procedimiento para prevención y tratamiento del mareo
Si bien es cierto que en ocasiones el exceso de celo por parte del patrón puede ser mal entendido por algunos tripulantes, no es menos cierto que el patrón expone y requiere unas condiciones o normas antes de embarcar. Y estas condiciones suelen estar referidas a las exigencias del programa de navegación que se va a llevar a cabo. Por tanto, al igual que en ocasiones nos exigirán cierto nivel físico para formar parte de una tripulación, o un mínimo número de millas navegadas, en este caso concreto exigiremos a la tripulación el cumplimiento específico de una normativa para prevenir el mareo en la medida de lo posible, así como su tratamiento si llega a producirse.
Una forma de plantear este tema sin que sea demasiado intrusivo es seguir una serie de pasos:
- Exponer con claridad a la tripulación los beneficios
- Emplear una hoja similar al cuadrante de guardias, donde cada tripulante debe rellenar periódicamente la información relevante en materia de medicación e hidratación.
Pero entonces … ¿no es relevante la alimentación o ciertas buenas prácticas? Por supuesto que son importantes. Pero es mucho más fácil de perder la noción de cuanta agua llevamos ingerida en un día, o si nos hemos tomado la dosis correspondiente a la medicación que estamos tomando, que recordar que no debemos permanecer bajo cubierta mucho tiempo.
Un ejemplo de gestión proactiva del mareo
- Días previos a la fecha probable de salida
Contactaremos con la tripulación. Junto al resto de información relevante relativa a la travesía recomendaremos:
– Evitar diuréticos en los dos días previos a embarcar
– En caso de utilizar medicamentos para prevenir el mareo, seguir la prescripción médica. Al igual que para el resto de medicamentos, adquirir los necesarios para la duración de la travesía más un margen de seguridad. Hay que hacer énfasis en la importancia de seguir estas indicaciones para minimizar el riesgo de mareo y disfrutar de la travesía.
- Antes de partir
En el briefing de seguridad o en algún momento antes de partir, explicar los beneficios de ser exhaustivos en el tratamiento contra el mareo. Adicionalmente, recomendar:
– En caso de utilizar medicación, poner alarma al reloj para recordar cuándo hay que tomar la medicación.
– Etiquetar las botellas de agua con el nombre de cada tripulante para controlar la hidratación adecuada
– Notificar al patrón que nos estamos mareando.
- Durante la travesía
Solicitar a la tripulación completar diariamente una tabla recordatorio similar a esta.

Tabla recordatorio hidratación y medicación antimareo
En el momento en que empiece a haber tripulación mareada, el patrón nombrará un responsable que se encargará de asegurarse de que se sigue el procedimiento para garantizar la hidratación, medicación, alimentación y hábitos adecuados. Es imprescindible anotar la siguiente información por cada tripulante afectado:
– el líquido ingerido (recomendable con mezclas que favorezcan absorción de líquidos y a pequeños sorbos)
– si puede seguir o no con la medicación, en caso que la estuviera tomando
– si es capaz de ingerir pequeñas cantidades de comida

Tabla de control especifico tripulación mareada
Y vigilaremos los hábitos. De los no mareados y los mareados. Con la tripulación mareada hay que tener especial cuidado con los riesgo de caída por la borda o los golpes al intentar desplazarse por el barco. Nos amarinamos mejor en cubierta, pero en ciertos casos es más seguro que el tripulante permanezca tumbado en su cama.
Normalmente si seguimos estas indicaciones la situación estará bajo control. Pero pueden darse casos donde no seamos capaces de asegurar la correcta hidratación de algún tripulante muy afectado por el mareo. En estos casos habrá que valorar solicitar asistencia externa ya que la situación puede volverse muy complicada.
Conclusiones
El mareo de la tripulación habitualmente se subestima como problema que puede afectar a la seguridad de una embarcación. El mareo no se puede evitar al 100% pero sí se pueden minimizar sus efectos. Unos buenos hábitos ayudarán a este fin. El patrón no es un policía, pero debe asegurarse del cumplimiento de aquellas normas que redunden en la seguridad de la tripulación y la embarcación.
Deja una respuesta