Hay un consenso generalizado entre los navegantes experimentados en que un fallo del sistema de gobierno es de las peores averías que podemos sufrir en una embarcación. Pero una buena elección del diseño de este sistema, un correcto mantenimiento o incluso una redundancia del mismo pueden hacer que deje de ser una preocupación

Aunque todos hemos leído alguna noticia en la que una tripulación ha sido capaz de navegar muchas millas e incluso alcanzar un puerto tras un fallo en el sistema de gobierno, no es lo normal. Lo habitual sin embargo es que salvo que estemos cerca de la costa y consigamos que alguien remolque la embarcación, la historia acabe mal. Al menos para nuestra embarcación.

La construcción de aparejos de fortuna en la mar no es sencilla por mucho que nos lo parezca visualizando un vídeo. Con este tipo de aparejos la velocidad de la embarcación se verá reducida considerablemente. Además, el esfuerzo para gobernar la embarcación será considerable, frecuentemente extenuante para tripulaciones reducidas. Con estos antecedentes no es de extrañar que lo más habitual en caso de fallo de gobierno sea el abandono de la embarcación.

El diseño del sistema de gobierno. 

No hay un diseño idóneo de un sistema de gobierno. Dependerá del programa de navegación para el que se diseña una embarcación. No tiene por ejemplo nada que ver una pala de timón diseñada para regata con la pala que monta un crucero para navegación oceánica. Pero un buen diseño es la mejor forma de prevenir fallos en este sistema crítico. Mucho más que un buen mantenimiento.

El diseño de un sistema de este tipo tiene suficiente complejidad como para ocupar todas las paginas de un libro. Según el programa de navegación serán prioritarias unas u otras características. Para entender esto mejor discutiremos un programa de navegación concreto: la navegación de altura en un crucero.

Este es un programa exigente, que impone limitaciones fuertes que condicionan el diseño. Las características deseables de un sistema de gobierno para la navegación de altura serían:

  • Sistema de transmisión del movimiento a la pala sencillo y redundado

Desde la caña o la rueda hay un sistema de transmisión que hace que la pala gire a babor o estribor. Los sistemas pueden ser múltiples. De nada sirve una pala muy robusta si el sistema tiene un punto débil en el sistema de transmisión. Estos sistemas deben soportar cargas considerables por lo que tanto sus piezas como los puntos de apoyo en la embarcación deben estar diseñados acordes a los esfuerzos que tendrán que soportar. El desgaste de estas piezas es considerable. En ningún caso habrá un único mecanismo de transmisión. Como mínimo deberemos poder acceder directamente a la mecha del timón y poder usar un timón de emergencia.

  • Timón compensado para reducir el esfuerzo a la hora de gobernar

En los timones compensados el eje no va en el extremo de la pala, sino a cierta distancia del borde de ataque. Esto reduce los esfuerzos a los que se ve sometido el sistema de gobierno.

Timón ordinario (izquierda) y compensado (derecha)
  • Relación de aspecto y forma del perfil adecuados para evitar entrar en pérdida a baja velocidad

La pala es un perfil hidrodinámico al igual que lo es la orza. Dado que el programa elegido no es la regata, primaremos un diseño que nos permita gobernar a baja velocidad.

  • Rotura de la mecha no provoca una vía de agua

Conviene no caer en el error de pensar que cuánto más robusta sea nuestra pala y la mecha del timón, mejor. Por regla general es peor una vía de agua que quedarnos sin gobierno. Por ello, el diseño debe ser tal que en caso de impacto, se quiebre la pala antes de provocar una grieta en el punto por donde la mecha atraviesa el casco.

  • Topes para evitar giro excesivo del timón

A veces llevaremos un mar poderoso por la popa, con las olas batiendo esta parte de la embarcación. Si la pala gira 90º es fácil que una ola la pueda dañar y dejarnos sin gobierno. Más difícil pero no imposible es dañar la pala dando atrás a la embarcación. En navegación no tiene sentido que la pala gire hasta los 90º ya que entrará en pérdida mucho antes y dejará de servir para gobernar la embarcación. Unos topes robustos situados por ejemplo a 35º a babor y estribor reducen ostensiblemente el esfuerzo al que se verá sometida la pala en las situaciones anteriormente descritas.

  • Talón de quilla o skeg para proteger de impactos el timón

Un talón de quilla o una quilla corrida reducen el riesgo de perder la pala al impactar contra una roca del fondo o un objeto flotante.

Skeg o talón de quilla protegiendo de impactos la pala del timón
  • Reparación en cualquier parte del mundo

De nada sirve un diseño muy avanzado si sólo nos los puede reparar el fabricante. Son preferibles sistemas más sencillos en los que podamos hacer el mantenimiento nosotros mismos y que puedan ser reparados por personal técnico en cualquier varadero del mundo.

  • Sustitución o reemplazo posible en condiciones difíciles de mar

No es nada sencillo efectuar reparaciones de cierto calado en alta mar, pero hay mucha diferencia si las diferentes piezas que componen el sistema de gobierno están accesibles y disponemos las herramientas y los recambios adecuados.

  • Evitar mezclas de múltiples materiales en su construcción

La mezcla de materiales se suele utilizar para aprovechar las bondades de los diferentes materiales. Unos aportan resistencia, otros ligereza, etc. Pero los puntos de unión de los diferentes materiales suelen puntos débiles del sistema, y habitualmente son origen de deslaminados, corrosión, u otros fenómenos que ponen en riesgo la integridad del timón. De nuevo la simplicidad es un punto a favor en el diseño.

¿Dónde suelen fallar habitualmente los sistemas de gobierno?

En la literatura náutica suele abundarse bastante en los fallos del sistema de transmisión (por ejemplo los guardines en los sistemas de gobierno con rueda) Pero la mayor concentración de fallos se produce en el timón por la sencilla razón que el mantenimiento es más complejo. Está en contacto directo con el agua marina y ésta provoca procesos químicos agresivos contra los materiales que normalmente se emplean para la construcción de esta pieza de la embarcación. El grado de avance de estos procesos no suele ser visible a simple vista.

En esta primera entrada nos centraremos en los problemas que puede sufrir el conjunto de mecha, limera y pala. En una segunda entrada trataremos las averías y prevención en el sistema de transmisión.

Para aquellos que no conozcan cómo se construye un timón, dejo aquí un enlace donde además del proceso de construcción se pueden apreciar las partes que lo conforman.

1.Rotura de la mecha del timón

La mecha del timón sufre esfuerzos excepcionales, sobre todo en condiciones duras de mar y viento. Puede llegar a soportar fuerzas similares al desplazamiento de la embarcación.

Si el diseño es el adecuado estas fuerzas son soportadas sin problemas por la mecha y los cojinetes que unen el timón al casco. Pero en el ambiente marino entra en juego la corrosión, que ataca al acero inoxidable de la mecha en especial en la parte que está insertada en la pala.

Corrosión en la mecha del timón

2.Fallo de la estructura interior de la pala del timón

La pala del timón suele estar soportada por una estructura metálica de pletinas de acero que van soldadas a la mecha. Con independencia de la abundancia de pletinas o la calidad de las soldaduras, la corrosión provocada por el agua que entra en la pala va a ir debilitando la estructura. En última instancia, la mecha girará libre dentro de la pala imposibilitando el gobierno

3.Deslaminación

La pala del timón sufre los procesos de deslaminación e hidrólisis típicos de la fibra de vidrio. El agua penetra en su interior y arrancan los procesos químicos que hacen que se pudra el núcleo de espuma que se usa en ocasiones para rellenar las palas, provocando que se separen las capas que conforman la pala.

Deslaminación de la pala del timón

4.Cojinetes del timón

Para que el timón gire de forma adecuada, la mecha debe hacer lo propio. Hay muchas configuraciones, que de mejor o peor manera intentan que ese movimiento sea suave a lo largo del tiempo.

En algunos casos la mecha atraviesa la limera, que se engrasa convenientemente. En otros diseños el timón se sujeta en la popa a una placa de pasadores mediante pernos. También hay soluciones que incorporan cojinetes de diferentes materiales. Pero de nuevo el agua va a penetrar en estos mecanismos haciendo que los cojinetes fallen, que los pernos sufran corrosión o que limera y mecha se agarroten.

Rodamiento superior desgastado

¿Qué podemos hacer para evitar sorpresas desagradables?

Si la mayor parte de los fallos se produce en el timón deberemos poner foco en el mantenimiento de esta pieza. Esto no quiere decir que descuidemos el mantenimiento del resto de elementos que conforman un sistema de gobierno. Pero mientras que tenemos muy aceptado que hay que engrasar periódicamente el mecanismo de transmisión, no es habitual revisar la humedad interior de la pala.

1.No forzar el timón

El mejor consejo de mantenimiento que podemos tomar es este. El diseño del timón tiene en cuenta el programa de navegación de la embarcación. La fuerza de torsión y el desgaste que va a sufrir un timón en una salida de un día en una bahía protegida frente a una travesía de altura de un mes no tiene nada que ver. Si lo forzamos, lo romperemos.

2.Examinar la pala del timón

Prestar especial atención a los extremos de la pala, buscando cualquier signo de rotura o separación. En la parte superior de la pala, por donde se introduce la mecha, es un habitual punto de fallo. Cualquier fisura o grieta permitirá que el agua entre en la pala. Conviene sellar la parte donde la mecha entra en la pala.

Grietas en la parte superior de la pala

3.Comprobar que el giro del timón es suave

La arena y suciedad que se acumula entre la limera y la mecha del timón, o en los mismos cojinetes provocará el bloqueo de estos o exacerbará la corrosión. Cada cierto tiempo conviene dar servicio a estos mecanismos. Aprovechando la varada anual se pueden limpiar con agua a presión. Siguiendo las instrucciones del fabricante, se pueden engrasar en ciertos puntos.

Un giro que no sea suave puede tener también su origen en mechas dobladas, o desgaste de piezas. En los sistemas de gobierno de rueda conviene liberarlos y usar el timón de emergencia para hacer la comprobación (con la embarcación en el puerto)

4.Revisar la mecha

La mejor forma de determinar si la mecha del timón está en buen estado es revisar el punto donde suelen fallar, que es dentro de la limera. Hay que extraerla al menos unos centímetros para poder observarla con detalle. El sistema de gobierno puede parecer exteriormente en perfecto estado, y sin embargo estar dañada esta parte que trabaja en el interior de la limera. Ante una travesía de cierta envergadura es conveniente tomarse la molestia y revisar el estado de la mecha.

Extrayendo la mecha del timón para su revisión

5.Revisar las juntas del timón

Las juntas que impiden que el agua del mar entre en el eje del timón deben ser revisadas periódicamente. La entrada de agua en espacios reducidos donde suele haber poco oxígeno y bastante rozamiento multiplica la velocidad a la que actúa la corrosión.

Juntas del timón

6.Comprobar el juego del timón

Si moviendo la pala con la mano durante la varada anual somos capaces de sentir cierto juego en el eje, es síntoma inequívoco del desgaste de piezas (cojinetes, conjunto mecha-limera, inicio de deslaminación del relleno del timón, etc.)

7.Verificar la alineación vertical

Cualquier impacto en el timón puede doblar la mecha. Hay que vigilar que el giro sea vertical. Si no es así, estamos ante un timón debilitado que puede fallar en cualquier momento.

8.Chequear los topes del timón

Ya lo hemos mencionado antes en esta entrada. Si no limitamos el movimiento del timón podemos dañarlo. Los topes deben estar correctamente dimensionados para sufrir presiones considerables sin dañar el mecanismo de gobierno.

9.Conocer la humedad interna de la pala

Cuando los barcos se sacan fuera del agua el timón a menudo drena agua durante bastante tiempo. El agua dentro del timón es el peor enemigo. Corroe el marco de metal unido a la mecha y deslamina la pala. En caso de heladas provoca la expansión del agua en el interior, reventando el interior de la pala.

Si el timón no drena agua esto no implica necesariamente que está seco dentro. Una perforación (o mejor una serie de perforaciones) en la parte baja del timón permite conocer mejor el estado del interior. Si sale agua color óxido debemos preocuparnos.

Sección en la pala para verificar la humedad interior en un timón con drenaje de agua en seco

Conclusiones

El fallo del timón es, después de un incendio a bordo o una vía de agua, el problema más serio que podemos tener a bordo. Es por ello que su revisión en el programa anual de mantenimiento de la embarcación se convierte en algo imprescindible si queremos evitarlo. Es importante elaborar una lista de puntos a comprobar. Y ante cualquier signo de deterioro en la revisión debemos tomar las acciones correctoras oportunas, contando con ayuda profesional si fuera necesario.

Lista de comprobaciones para realizar en el mantenimiento anual

En esta primera entrada hemos profundizado en los fallos que se producen habitualmente en la pala, la forma de detectarlos y cómo prevenirlos (o al menos minimizarlos) con un buen diseño. En una segunda entrada haremos foco en la transmisión del sistema de gobierno.